El psicópata no tiene el sentimiento de inadecuación típico del trastorno narcisista, no sufre, no se siente vulnerable ni siente miedo ni emociones positivas. No busca adoradores, es frío y calculador, su egocentrismo es primordialmente en función de ver a las personas como instrumentos para conseguir sus fines.

He visto como se ha generado una cultura de desprecio hacia el narcisista, y si bien es cierto que los narcisistas malignos son tan infames e insensibles como los psicópatas y hay que mantenerlos a distancia, también hay narcisistas que no son más que un niño herido pidiendo el amor y la atención que le negaron en su infancia, un amor que legítimamente debió haber recibido en su desarrollo. No por eso vamos a pasar por alto sus comportamientos tóxicos, pero tampoco amerita el ser despectivos con todos ellos, además cualquier persona puede tener alguna herida narcisista.

Al día de hoy no se conoce remedio para la psicopatía. A los psicópatas no les interesa cambiar, se consideran perfectos y jamás buscan ayuda psicológica, a menos que sea para manipular y obtener algún beneficio.

El narcisista si puede ser rehabilitado, aunque rara vez buscan la ayuda. Si la buscan el proceso suele ser muy sinuoso y tienden a abandonarlo, puesto que no es fácil tumbarles su tenderete para sanar sus heridas y construir por primera vez en su vida una personalidad sana. La decisión siempre debe ser suya y jamás se debe obligar a nadie a acudir a terapia.